jueves, 16 de febrero de 2012

PARA LOS CAMPEONES DE ESTE EQUIPO! ... Y PARA LOS QUE ALGÚN DÍA LO SERÁN!

Un velero es una embarcación que avanza gracias a la acción del viento.

Y por supuesto el viento es una fuerza externa que no se puede cambiar a voluntad.
De ahí que el velero para dirigirse a su objetivo, necesita de la destreza de la tripulación para aprovechar la fuerza eólica y también de un timonel que le dé dirección a la nave.

Sin timón, el barco iría a la deriva, hacia el lado opuesto del destino, hacia una ola gigante que lo vuelque, hacia unas rocas que lo destrocen o hacia una tormenta que lo hunda.

El viento puede ser muy desfavorable, pero si el timonel sabe donde quiere ir y toma el timón con fuerza y decisión, la nave superará las condiciones adversas.

En muchos momentos de la vida el viento nos es adverso. Tormentas inesperadas aparecen cambiando todos nuestros planes e intentando hacernos desaparecer en un océano de desesperación y angustia.

Y en muchos de esos momentos lo único que hacemos es rogar que cambie el viento.
Gritar al aire diciendo “POR FAVOR VIENTO!!!  CAMBIÁ!!...VOLVÉ A SER EL QUE ERAS!!!”.
Y el viento, por supuesto, seguirá soplando de la manera que se le cante...

Y ahí tal vez vengan los análisis:
“Pero…si hoy a la mañana el viento estaba calmo…”
“Pero…si el servicio meteorológico anunciaba vientos moderados del oeste…”


Y mientras perdemos el tiempo analizando lo inanalizable, mientras nos detenemos en ver porqué lo que es, no debería ser, mientras le hablamos al viento para que se detenga o rote, nuestro barco se dirige hacia cualquier lado menos al puerto de destino, que a esta altura puede ser el que habíamos programado antes de zarpar, o cualquier otro que nos proteja de los peligros a los que el clima nos expone.

¿Saben que es lo único que puede salvar la embarcación?
“La pericia del timonel”.
¿Y quien es el timonel?
Un tipo con fuerza, decisión y ¨pelotas¨ que en medio del tifón dice: “Yo soy el que decide adonde va mi nave!!”

En tu barco estás vos solo. Por lo tanto: si no agarrás el timón nadie va a hacerlo por vos.
Podés quedarte llorando y suplicando al viento.
Podés quejarte contra el servicio meteorológico.
Podés resignarte a que las fuerzas de la naturaleza se te rían en la cara, llevándote de un lado para el otro como si fueras una cáscara de nuez…

…O podés decir:  “Con mi nave no se jode. Ningún viento me doblega” y agarrar el timón con fuerza y decisión, aprovechar en tu favor los embates del viento colocando las velas de la manera adecuada y salir de la zona de peligro empapado y cansado, pero vivo y con la frente bien alta.

¨No hemos visto nada aún¨!!

1 comentario:

LEO dijo...

Hace tiempo que el viento sopla a mi favor...Tengo el mejor equipo,el mejor entrenamiento,amo lo que hago,tengo salud,una familia hermosa,grandes amigos y una fuerte ambicion de seguir creciendo... Bienvenidos los vientos en contra que me motivan y me hacen aprender...