Cuando llegamos de las vacaciones, siempre esta bueno ser ágil en "DESPERTAR"!
De ésto hablamos en la reunión de Equipo del Lunes.
Entonces me fijé en el diccionario la definición de DESPERTAR y me encontré lo siguiente:
-Emerger de un sueño-
-Salir de un estado de indiferencia-
-Cobrar plena conciencia, percatarse y apreciar-
Los tiempos de crecimiento y transformación en nuestra vida suelen ir acompañados de esta clase de despertares.
Es como salir de un sueño, salir de un estado, recuperar la vista después de haber estado ciego. Se amplían nuestros mapas mentales de quienes somos, y cómo se amplia mi mundo. Y nos damos cuenta que nos poníamos limitaciones y las vemos de una forma distinta.
Es una especie de romper el cascarón de nuestro viejo YO. "Salir de la caja".
Alguna vez he visto algunos despertares desde un "darse cuenta salvaje" desencadenado por alguna situación especial.
Despertamos, pero no a través de la palabra de otro, sino a través de un proceso de identificación: algo que vemos o algo que vivimos nos empuja al darnos cuenta.
Precisamente,...somos cómplices obligados de todo lo que nos pasa porque de una manera o de otra hemos elegido.
Y en la vida necesariamente tenemos que ELEGIR! Y elegir es que también estoy sacrificando algo. Y obviamente que se trata de PAGAR EL PRECIO.
Para eso, te comparto este breve relato que trajimos a la reunión de Equipo.
Un hombre caminaba desesperado por el desierto. Acaba de tomar la última gota de agua de su cantimplora. El sol sobre su cabeza y los buitres que lo rondan anuncian un final inminente.
—¡Agua! —grita—. ¡Agua! ¡Un poco de agua!
Desde la derecha ve venir a un beduino en un camello que se dirige hacia él.
—¡Gracias a Dios! —dice—. ¡Agua por favor… agua!
“—No puedo darte agua —le dice el beduino—. Soy un mercader y el agua es necesaria para viajar por el desierto.
—Véndeme agua —le ruega el hombre—. Te pagaré…
—Imposible. No vendo agua, vendo corbatas.
—¿¿¿Corbatas???
—Sí, mira qué maravillosas corbatas… Éstas son italianas y están de oferta, tres por diez dólares… Y estas otras, de seda de la India, son para toda la vida… Y éstas de aquí…
—No… No… No quiero corbatas, quiero agua… ¡Fuera! ¡Fueraaaaa!
El mercader sigue su camino y el sediento explorador avanza sin rumbo fijo por el desierto.
Al escalar una duna, ve venir desde la izquierda otro mercader.
Entonces corre hacia él y le dice:
—Véndeme un poco de agua, por favor…
—Agua no —le contesta el mercader—, pero tengo para ofrecerte las mejores corbatas de Arabia…
—¡¡¡Corbatas!!! ¡No quiero corbatas! ¡Quiero agua! —grita el hombre desesperado.
—Tenemos una promoción —insiste el otro—. Si compras diez corbatas, te llevas una sin cargo…
—¡¡¡No quiero corbatas!!!
—Se pueden pagar en tres cuotas sin intereses y con tarjeta de crédito. ¿Tienes tarjeta de crédito?
Gritando enfurecido, el sediento sigue su camino hacia ningún lugar.
Unas horas más tarde, ya arrastrándose, el viajero escala una altísima duna y desde allí divisa el horizonte.
No puede creer lo que ven sus ojos. Adelante, a unos mil metros, ve claramente un oasis. Unas palmeras y un verdor increíble rodean el azul reflejo del agua.
El hombre corre hacia el lugar temiendo que sea un espejismo. Pero no, el oasis es verdadero.
El lugar está cuidado y protegido por un cerco que cuenta con un solo acceso custodiado por un guardia.
—Por favor, déjeme pasar. Necesito agua… agua. Por favor…
—Imposible, señor. Está prohibido entrar sin corbata.
MORALEJA:
Lo sepas o no, de antemano, siempre hay un precio que pagar.
Un gran abrazo!
Gonzalo
3XDIA!!