Si pudiéramos realizar la quimera de dotar a todos los niños, por un solo día, de la plenitud de las facultades mentales y la experiencia que alcanza el hombre en la madurez, y ese día se hiciera un plebiscito, entre esos "niños-hombres", no quedaría un solo hogar sin seguro de vida.
Prefieren que sus padres apliquen el sobrante de dinero que hoy obtienen con su trabajo, a otras inversiones, cajas de ahorros, construcciones, etc., o se lo gasten; o que los apliquen a un seguro sobre la vida del padre y/o madre, que les reporta desde ya la constitución de un buen capital que los protegerá contra todo? Contra las terribles consecuencias económicas del fallecimiento del padre o madre que puede producirse en cualquier momento, en que sus negocios anden mal, y los haya llevado a la insolvencia.
Que ese capital les llegará a esos hijos, siempre, en el momento más oportuno y necesario, o sea, cuando se agote la fuente de producción que es el padre o madre y cuando habrá que hacer frente a toda la seguidilla de gastos que se produce en ese momento.
Esos "niños prodigio" pensarían seguramente, que todos los demás bienes están expuestos a perderse. Sabrían la verdad: "es más fácil hacer una fortuna que conservarla"; que la experiencia y la estadística, demuestran que la mortalidad de las fortunas es mayor que la de las personas.
Esos niños "hombres por un solo día", sabrían que, en la terrible lucha por la vida, los bienes propios son codiciados por terceros que ni siquiera imaginamos.... Que están continuamente expuestos a robos, injusticias, confiscaciones, conflictos , depresiones, crisis o inflaciones, malos negocios, etc...
Que la vida es una inmensa mesa de juego, en la que unos ganan y otros pierden. Y como sucede en toda mesa de juego, los que pierden y los que ganan, siguen consumiendo y gastando.
Sabrían también que en esa mesa de juego, hay un insaciable banquero; el Estado y el Fisco, que cada día tiene más "hambre", porque cada vez son mayores sus necesidades y que es un "monstruo" que solo gasta... y poco resuelve...
Y sabrían finalmente, que lo único que los pone a salvo contra todas esas amenazas es un capital asegurado, inembargable, que esta excento de impuestos y que no puede perderse nunca, (si es que hay algo que no puede perderse en esta vida), donde no puede penetrar la codicia, ni las tentaciones inherentes a la debilidad humana, ni la mala suerte y otras causas que originan los malos negocios, ni los acreedores, ni las "pandemias" y demás calamidades, ni el Estado, ni los impuestos.
La prueba de que esos "niños-hombres", no se habrían equivocado, está en que, de los millones de hombres y mujeres en el mundo que siguieron ese camino, desde hace ya casi cuatro siglos, no se equivocó uno solo y no existió jamás un solo arrepentido y en el hecho de que ni una viuda/o ni un solo huérfano se lamentó jamás de que el padre o madre hubiera invertido sus ahorros o sobrantes en primas de un Seguro de Vida.
En cambio, todos hemos oído las lamentaciones de cientos de viudas e hijos e hijas de padres imprevisores, y todos hemos asistido al doloroso espectáculo, de muchas de ellas, que se han visto obligados a mendigar un empleo público y a veces valiéndose de qué tristes medios!
A propósito de todo esto, tomo de un discurso de Churchill que sigue muy vigente en estos tiempos que corren:
"La visión de una nación, en la cual, todos los hombres se dieran la mano, mediante el seguro de vida, nos acerca a la "Utopía" en la que no existe la pobreza".
Para Winston Churchill, el fomento del seguro personal, nos lleva hacia una nación asegurada y le hace exclamar:
"Si yo tuviera el poder de hacerlo, escribiría la palabra "ASEGÚRESE" sobre la puerta de cada casa y "ASEGÚRESE" en la tapa de la agenda de cada persona, industrial, profesional, obrero o comerciante, porque estoy convencido de que, mediante sacrificios inconcebiblemente pequeños, familias enteras quedarán aseguradas contra catástrofes que las destruirán para siempre. Es nuestro deber ahorrar en esa dirección, no solamente para lograr la felicidad de nuestra familia, sino para alcanzar la salud y grandeza de nuestra sociedad. Cuando, después de la muerte del hombre, sostén de la familia, zozobra la frágil barquilla en que fué embarcada la fortuna de la familia, naufragan también las mujeres y los niños que se ven obligados a luchar, sin defensa, en las negras aguas de este mundo hostil."
Sir Winston Churchill
Da para reflexionar y para compartir con un montón de gente que va caminando por la vida desconociendo las consecuencias nefastas de seguir sin tomar buenas decisiones para el futuro.
Que opinas?
Un abrazo!
Gonzalo
4 comentarios:
Contundente! Una apologia oportuna y necesaria!
Muy elocuente Lalo. Recordando a Domingo Faustino Sarmiento, este decía que "la negligencia del jefe de una familia expone a ésta a la pérdida imprevista de los recursos materiales necesarios para sobrevivir decorosamente en el evento de una muerte prematura...por una falta deplorable de imaginación los hombres se resisten a tomar seguro de vida, cuando aún el egoísmo bien entendido debería moverlos a utilizarlo, para ponerse ellos mismos a cubierto de las vicisitudes de una vejez sin recursos". Reflexionemos.
Muy bueno el posteo, para reflexionar. Como aquel anuncio que le preguntaba a un grupo de personas qué era lo más importante que tenían para asegurar, y después le preguntaban a sus hijos. Valemos mucho para nosotros, pero mucho más para nuestros hijos.
Muy emotivo el relato. Tal cual lo que dice "ito" respecto al anuncio que le pregunta tanto a padres como a niños, qué prefieren asegurar. Los niños van a preferir siempre asegurar a sus papás antes que a nada.
Lamentablemente el común de los padres no ve eso en el día a día. Por eso tenemos la mejor herramienta para "arreglar" ese tema. Está en nosotros el poder ayudar a esos padres para que no hagan caso omiso al deseo de sus hijos.
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